La gestión ágil de productos (el Agile Product Management) ha experimentado una enorme evolución en los últimos años, transformándose en un enfoque cada vez dinámico y adaptativo.
Aunque hay múltiples clasificaciones, interpretaciones y subdivisiones propuestas sobre las etapas del agile product management, por distintos autores, hoy nos vamos a centrar en una clasificación PRÁCTICA, que nos permita comprender mejor este proceso (prefiero usar etapas).
Es crucial comprender que las siguientes etapas no son rígidas ni lineales; más bien, son dinámicas, con la posibilidad de solaparse y repetirse según la situación específica de cada proyecto.
1. Visión y Estrategia: ¿Para qué?
Todo comienza con una visión clara, un para qué (cómo cuando en aquella en este post vimos el círculo dorado) y una estrategia. En esta etapa, se establece el propósito del producto y se traza una dirección estratégica.
Es fundamental responder a preguntas como ¿por qué (o, mejor dicho… PARA QUÉ) queremos crear ese producto o servicio? ¿Qué valor aportará al mercado? ¿qué aportará? ¿qué resolverá?
2. Descubrimiento: Explorando oportunidades
La fase de descubrimiento implica una inmersión profunda en la exploración de ideas y la recopilación de información.
Aquí, el enfoque está en comprender a fondo los problemas y las oportunidades que el producto busca abordar… y que generen valor o «outcomes».
La interacción con los usuarios, la investigación de mercado y la generación de ideas juegan un papel crucial.
3. Priorización: Prioridades claras
En esta etapa, se toman decisiones críticas sobre qué características y funcionalidades del producto deben abordarse primero.
La priorización implica evaluar el valor esperado, la complejidad y otros factores para establecer un orden de prioridad. Aquí, se desarrolla una hoja de ruta que guiará el desarrollo.
4. Entrega: Más allá del rol del Product Manager
La etapa de entrega marca el comienzo de la implementación. La parte técnica de los equipos ágiles entra en acción para ofrecer incrementos de valor esperado.
Aquí, el rol del Product Manager colabora estrechamente con los equipos de desarrollo para asegurar que la visión se materialice de manera efectiva.
5. Validación: Adaptación continua y mejora
La validación no es el punto final, sino más bien un ciclo continuo. Aquí, se recopilan comentarios y datos sobre el producto entregado.
Esta información se utiliza para realizar ajustes adicionales y refinamientos, permitiendo una mejora continua.
La validación también puede desencadenar un retorno a etapas anteriores, ajustes, asegurando que el producto evolucione de manera coherente con las necesidades cambiantes del mercado.
Terminando
En resumen, la gestión ágil de productos se ha transformado en un proceso dinámico y fluido. Estas etapas proporcionan una estructura, agrupan técnicas, dan ideas, forma, pero con flexibilidad: permite adaptarte a contextos cambiantes.
Más allá de las etiquetas y las definiciones, lo crucial es abrazar la adaptabilidad y la mejora continua en la búsqueda de productos que realmente resuelvan problemas y generen valor en el mercado.
Será parte de mi próximo libro
Todo esto será una parte más de mi sexto libro ágil: «GESTIÓN ÁGIL DE PRODUCTOS».
Recordar que ya tenemos web del libro gestionagildeproductos.com y en ella hemos sacado 50 ejemplares FIRMADOS en preventa (DE LOS QUE QUEDAN 6).
Que la Agilidad os acompañe.
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Fuente: Javier Garzás (Etapas del Agile Product Management).