Coronavirus: el mejor momento para innovar es ahora

Es lógico y normal que una crisis como la del COVID-19 nos deje a todos noqueados un cierto tiempo. Sin embargo, superado el shock inicial, debemos ser conscientes de que, precisamente, el mejor momento para innovar es el actual. Como dije en a entrada ¿Cuál es tu actitud ante los problemas?, y que puede resumirse perfectamente en las sabias palabras del capitán Jack Sparrow:

El problema no es el problema. El problema es tu actitud ante el problema.

Jack Sparrow (Piratas del Caribe)

En los países occidentales estamos mal acostumbrados. Muy mal acostumbrados. Aunque hay gente que lo pasa francamente mal, en promedio no podemos quejarnos de nuestra calidad de vida. Sobre todo si la comparamos con aquellos lugares del mundo donde las necesidades son tan grandes como escasos los recursos. Y ahí, o tiras de creatividad, o mueres. Recomiendo la lectura del artículo Innovación en África: la tecnología digital al servicio del bienestar social.

Por qué el mejor momento para innovar es ahora

Hay lógicamente varios motivos para ello. El primero que viene a la mente es el gran número de oportunidades que están surgiendo al estar la economía y la sociedad en estado de convulsión. Al impacto brutal que está teniendo en los sectores estratégicos de cada país hay que añadir cómo está cambiando nuestras costumbres de vida: cómo nos relacionamos, el uso de los espacios públicos, el ocio, la movilidad y, por supuesto, la educación, por nombrar unos pocos. Si esto no abre un mundo de oportunidades, no sé qué más podemos esperar.

Algunos argumentarán que no hay dinero para invertir en I+D+i, o que estamos demasiado ocupados para innovar, pero las mayores innovaciones han surgido de la motivación de querer resolver un problema (¡la actitud ante el problema!). Y es la necesidad la que hace agudizar la creatividad, y aún más cuando los medios escasean o el tiempo apremia.

Hacer de la necesidad virtud

Por ejemplo, en 1997, mientras su mujer estaba a punto de dar a luz a su hija en el hospital, Philippe Kahn quiso poder hacerle fotos al bebé y compartirlas al instante con todos sus conocidos. Para ello tuvo que idear allí, sobre la marcha, el primer móvil con cámara fotográfica del mundo. Si eso no es presión y motivación, que venga Dios y lo vea.

Philippe Kahn
Este bebé es Sophie Kahn, protagonista de la primera foto tomada con un móvil y compartida instantáneamente por internet, una tecnología que nació a la vez que ella: el 11 de junio de 1997, y con el mismo padre: Philippe Kahn (Foto: MotionX)

De personas con una necesidad económica imperiosa surgieron gigantes como Airbnb que, eso sí, ahora las está pasando moradas con la crisis del COVID-19. Aun sí, o desaparece con la crisis, o se hará más fuerte tras ella. Pero tenemos ejemplos más impactantes.

Tenemos, por ejemplo, los zapatos que crecen (África). O los pupitres de cartón plegables en India (toco toc para los que se quejan de la formación online). Y cuando la cosa se pone chunga en Occidente, también tiramos de imaginación (caso de las neveras solidarias).

Pupitres plegables de cartón para los escolares en India

Ahí va otro de mis ejemplos favoritos. MOM es una incubadora inflable de bajo coste que cuesta hasta un 90% menos que las incubadoras convencionales. Donar dichas incubadoras convencionales a países del Tercer Mundo (obsérvese la cursiva) simplemente no sirve. ¿Cómo mantenerlas, si las piezas no están al alcance de esos países? ¿Cómo confiar en el suministro eléctrico cuando la vida de un recién nacido está en juego? Recomiendo sinceramente leer el artículo del enlace anterior.

Incubadora MOM

La innovación en tiempos del coronavirus

Nunca ha habido mejor momento para innovar, al menos en los países desarrollados, que el actual. Y se está innovando, y mucho. Ha habido multitud de empresas (grandes y pequeñas) que han adaptado sus procesos productivos para fabricar material médico casi desde el principio de la crisis. Esta capacidad de adaptación resulta crítica para empresas, gobiernos y ciudadanía, hasta tal punto que la Comisión Europea está promoviendo (vía cofinanciación) iniciativas para ello.

El movimiento Coronavirus Makers es un ejemplo brutal de innovación social y cooperación tecnológica que nos ha traído la pandemia, puesto en marcha, por cierto, por la zaragozana Esther Borao vía Telegram. Lo cual debe hacernos recordar la idea del «cuarto cuadrante» de Steven Johnson: las grandes ideas vienen de entornos académicos o de código abierto, donde las ideas pueden construirse o reinventarse en redes grandes y cooperativas.

Los ejemplos de innovación en tiempos de la COVID-19 son innumerables. Por supuesto se propondrán estupideces (mejor o peor intencionadas) e ideas mediocres que tendrán sus días contados, víctimas del darwinismo que impera en la historia de la innovación. Pero siempre hay y habrá ideas brillantes que cambiarán nuestro mundo, sea para la lucha contra la COVID-19 o fruto de ella.

Hoy muchos sectores lloran en los medios pidiendo ayudas económicas a los gobiernos y reclamando ser la piedra angular que sostiene al país. El que no llora no mama pero, en tiempos de crisis, el que no innova, tampoco.

(Imagen de cabecera por www.vperemen.com, Licencia CC-BY-SA)

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