Electrones libres en la empresa y en la sociedad

En francés se utiliza la expresión électron libre (electrón libre) para referirse a espíritus libres, impredecibles, que van en gran medida al margen de la organización que les ampara. La expresión proviene literalmente del modelo de los electrones libres que se usa en física.

Los electrones de un átomo orbitan alrededor del núcleo del mismo. Aquellos que se encuentran en la órbita más alejada (los electrones de valencia) pueden abandonar temporalmente el átomo, convirtiéndose en electrones libres. Según esta teoría:

  • Los electrones libres no están ligados a ningún átomo en particular
  • Los electrones libres recorren el espacio libre en torno al átomo

La analogía está clara. En las organizaciones puede haber personas que, perteneciendo a las mismas, no se sienten ligadas a ellas y se mueven libremente según sus propios designios.

Si bien es verdad que el término tiene cierto carácter despectivo, igual que los electrones libres son esenciales para dotar a la materia de propiedades como la conductividad eléctrica, en organizaciones excesivamente jerarquizadas con una fuerte atracción del núcleo hacia sus elementos, los electrones libres cumplen un papel fundamental.

Los amarás o los odiarás

Los electrones libres pueden ser admirados u odiados por el resto de los miembros de la empresa o la sociedad.

En política, por ejemplo, algunos valorarán su independencia y falta de sometimiento a los dictados del partido. Pero también habrá quien prefiera la disciplina de voto y la unicidad de criterio en la toma de posturas y decisiones políticas. Y aunque todos defenderán la libertad de opinión y expresión dentro de sus filas, por lo general compañeros y sociedad machacarán a los electrones libres.

Sirva como ejemplo más reciente en la política española el caso de Manuel Valls, un caso claro de electrón libre en las filas de Ciudadanos. Valls, fichaje estrella de dicho partido como independiente (lo cual ya nos da una pista) hizo declaraciones y tomó decisiones que, digamos, no estaban en sintonía con la línea oficial del partido que le amparaba, como apoyar con su voto y el de sus concejales electos la elección de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona. Cuando empecé a escribir el primer borrador de este artículo, Valls era un electrón libre en Ciudadanos. Ahora dicho partido ha roto la relación que tenía con él.

Manuel Valls. Fotografía por Olaf Kosinsky [CC BY-SA 3.0]

Electrones libres e innovación

En el mundo de la innovación, son muchos los casos de electrones libres que han tenido que luchar contra la cultura y dictados de la organización para sacar adelante sus ideas. Muchos intraemprendedores son, o han sido, electrones libres.

Ken Kutaragi y la Play Station

Pongamos por caso a Ken Katuragi, el «padre» de la Play Station, posiblemente la historia más famosa del intraemprendimiento. De (brillante y prometedor) ingeniero de Sony a dirigir toda una filial de la compañía. El poder de la convicción en las ideas de uno mismo, pese a la oposición de toda una compañía y las constantes zancadillas recibidas. Katuragi llegó incluso a simultanear su empleo en Sony colaborando con Nintendo, rival de su empresa, en el desarrollo de un chip que mejorara las consolas de videojuegos de la época.

Ken Kutaragi desarrolló la Play Station pese a tener a prácticamente todo Sony en su contra . Fuente: Official GDC [CC BY 2.0]

Eric Favre y las cápsulas Nespreso

No nos olvidemos de Eric Favre, el inventor de las cápsulas de café. En 1976 creó un prototipo de su idea y lo presentó en Nestlé. Sin embargo la idea no cuajó inicialmente. El éxito del café soluble de Nestlé supuso una seria barrera, ya que la dirección no veía la necesidad de invertir en las máquinas de café. Pero, convencido de su idea, insistió durante 10 años en la misma hasta que tuvo el visto bueno de la dirección . Tuvo incluso que aislar a su equipo en un edificio distinto para que no se viera influenciado por los prejuicios contra su idea.

Los «Piratas» de la NASA

Cuando John Muratore, se unió al Centro Espacial Johnson en 1983 para trabajar en el programa del transbordador espacial, se sorprendió al ver que la arquitectura en la que se basaba el centro de control de la misión del transbordador no había evolucionado desde la era de las misiones Apolo. Las pantallas eran monocromas, carecían de gráficos y el sistema sólo podía manejar un número limitado de cálculos simultáneos. Cualquier cambio en el sistema podía tardar meses en implementarse.

Muratore reunió a un grupo de jóvenes ingenieros que pensaban como él, que se autodenominaron Los Piratas . Desafiaron la cultura establecida en la NASA en el desarrollo de sistemas (¡nadie hablaba de agilismo en la época!) y los oídos sordos a sus reivindicaciones (¡para qué cambiar algo que había llevado al hombre a la Luna!).

Los Piratas innovaron nuevas capacidades de control de misión para la NASA, dando como resultado el primer proyecto del grupo, un Sistema de Datos en Tiempo Real (RTDS), que les llevó un año … fuera del horario laboral . La historia completa puede leerse aquí.

No es fácil ser un electrón libre

Es muy sencillo desde un blog animar a luchar contra los prejuicios, a cambiar la cultura de una organización que, probablemente, te ha contratado para justamente todo lo contrario. Conocemos casos como los de Kutaragi, Favre o los Piratas de NASA porque consiguieron triunfar.

Pero, ¿cuántos se han quedado en el camino? ¿Cuántos han terminado en el destierro, como sostiene Virginio Gallardo en este magnífico post? ¿Cuántos quisieron ser electrones libres y su organización, simplemente, les aplastó?

Valery Legásov se ha hecho famoso en nuestros días gracias a la serie de HBO Chernobyl. Legásov se hizo a cargo del comité de investigación del accidente de Chernóbil del 26 de abril de 1986. Pese a sus intentos, no pudo luchar contra el proteccionismo de la Unión Soviética hacia su sistema. Esto impidió dar a conocer las verdaderas causas del accidente a los rusos, y al mundo, para evitar que volviera a suceder algo así.

Valery Legásoc (derecha) en el comité de revisión del accidente de Chernobyl, en Agosto de 1986. Fuente: https://flic.kr/p/9y1MiL (algunos derechos reservados)

Quizá Legásov, en su último halo de vida, sí fue un electrón libre. Pero para ello tuvo que pagar un precio muy alto. Demasiado.

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Fuente: El miracielos (Electrones libres en la empresa y en la sociedad).