Fuente: pmideas | Temas: Liderazgo. | 21 marzo, 2021 | Sin comentarios
Hace unos años conseguí identificar una serie de valores clave que deseaba que marcaran mi comportamiento profesional.
Los pulí durante algún tiempo. Los escribí con un diseño elegante, fresco y actual.
Los puse en mi casa en lugar visible.
Y se los enseñé a todo amigo que me visitó.
Me sentía como si tuviera un Picasso y se lo enseñase orgulloso a la gente más cercana.
La gente ponía cara de interesante. Incluso algunas de ellas, me enseñaron su réplica en su casa.
Años después, me di cuenta de que aquellas frases que me representaban, no habían jugado ningún papel importante en mi toma de decisiones ni en mi comportamiento.
Me di cuenta que no habían pasado de ser mera decoración, después de unas horas previas de trabajo intenso conmigo mismo.
Comprendí que nunca había explotado todo aquel potencial latente.
Misiones de empresa que decoran paredes
Lo mismo sucede en muchas organizaciones.
El pegado de unos cuantos valores, visión, misión, y frases interesantes, en las paredes de sus oficinas se convierte en la estación “Termini”.
Todo el trabajo termina ahí.
Misiones de empresa que decoran paredes.
Sin embargo, todo eso no es nada más que potencial.
El verdadero poder de una empresa se manifiesta cuando esos valores empresariales rigen, de verdad, el trabajo diario de sus profesionales. El verdadero poder es cuando esos valores guían el día a día, y se convierten en el modus operandi de su gente.
Entonces, la capacidad máxima de una organización, es mucho mayor que la suma de sus partes.
El problema es no hacer nada para explotarlo y seguir haciendo todo de la misma manera, pero con las paredes forradas con frases que ya nadie lee. Frases que, en el fondo, a casi nadie le importan desde el segundo día. Porque es el tiempo que se tarda en ver, que no hay nada más allá de esas frases, de esos valores, de esos ideales.
El poder se desataca cuando se es capaz de explotar toda la energía colectiva, al ser capaces de hacerlo en la misma dirección. Con el mismo nivel de compromiso. Con el mismo nivel de motivación. Con la ilusión de ser parte de una empresa dispuesta a conseguir más de lo que dice que quiere conseguir.
Un lugar abierto a que aportes tu granito.
Un lugar que e permita darlo todo.
Casi todo profesional, en algún momento ha experimentado la fuerza de un colectivo alineado. El problema es que solemos volver a la tendencia de siempre.
Las frases llenan los libros.
Las personas… a veces, llevan a cabo lo que estos dicen.
Y entonces, son capaces de explotar un gran potencial, dirigido hacia un mismo lugar. Hacia una misma estación “Termini”. Una mucho más lejana. Más inspiradora. Una por la que valga la pena comprometerse.
Lo que marca la diferencia, es no salirse de ese camino en el que paradójicamente, todo profesional, sueña con trabajar.
La misión no es para lucirla en la pared, es para explotarla cada día
Misiones de empresa que decoran paredes
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Misiones de empresa que decoran paredes
Fuente: Liderazgo en Proyectos (Misiones de empresa que decoran paredes).