Certificado Energético

Certificado Energético BurgosLos propietarios que quieran vender o alquilar su inmueble a partir del 1 de junio deberán obtener previamente la etiqueta energética que indica el nivel de calificación de la vivienda en una escala que va desde la A (la más eficiente) a la G (la menos eficiente). Así lo establece el Real Decreto (RD) que aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 13 de abril.

La Certificación Energética de un edificio de nueva construcción o parte del mismo, como venía siendo hasta ahora con el R.D. 47/2007, seguirá constando de dos fases: La Certificación Energética del Proyecto (incorporada al proyecto de ejecución) y La Certificación Energética del Edificio Terminado (incorporada al libro del edificio).

Para edificios existentes, la presentación o puesta a disposición de los compradores o arrendatarios del certificado de eficiencia energética de la totalidad o parte de un edificio, según corresponda, será exigible para los contratos de compraventa o arrendamiento celebrados a partir del 1 de junio de 2013.

Aunque no será obligatorio tener una calificación mínima para poder vender o alquiler el inmueble, lo cierto es este certificado jugará un papel muy importante en la decisión del potencial comprador o inquilino de la vivienda. No en vano, el ahorro energético entre dos viviendas de las mismas dimensiones, entre una calificación A y una calificación G, puede ser del 70%. Esto se traduce en que el propietario o inquilino de una vivienda con calificación A pagará en energía un 70% menos que el propietario de una vivienda de calificación G para conseguir los niveles de confort normales.

Además de la calificación energética, el certificado aportará a cada vivienda analizada una serie de recomendaciones de mejora que permitirán aumentar al menos un nivel en la escala de eficiencia energética si la calificación es B o C, o dos cuando la vivienda originalmente cuenta con una calificación D, E, F o G. Pero los expertos insisten en que no es necesario obtener una calificación mínima para poder vender o alquilar una vivienda, como tampoco será obligatorio acometer reformas para mejorar dicha calificación.

Para que la calificación energética tenga un efecto en las decisiones de compra del sector inmobiliario, la etiqueta deberá aparecer en todos los anuncios y promociones dirigida a la venta o alquiler de cualquier inmueble. Lo clasificará con un código de color y una letra –del verde al rojo y de la A a la G-, según su consumo energético. Así se recoge en el art. 12 del RD en su punto 2:

Art. 12.2: «La etiqueta se incluirá en toda oferta, promoción y publicidad dirigida a la venta o arrendamiento del edificio o unidad del edificio. Deberá figurar siempre en la etiqueta, de forma clara e inequívoca, si se refiere al certificado de eficiencia energética del proyecto o al del edificio terminado».

Por lo tanto, la Certificación Energética deberá realizarse con anterioridad al contrato y estar disponible al consumidor durante el proceso de selección y compra de la vivienda, apareciendo en los escaparates de todas las inmobiliarias.

Esta obtención previa del Certificado Energético de la vivienda ha despertado el recelo de los propietarios, que perciben el trámite como un gasto añadido para el vendedor. También encuentran dudosa su eficacia en lo que respecta al incentivo que supone para rehabilitar las viviendas más antiguas.

Para la administración, este R.D. tiene el objetivo claro de convertirse en una auténtica tasación energética del mercado inmobiliario. La experiencia del resto de países europeos en los que ya está en vigor esta normativa es que se ha producido una depreciación energética de los inmuebles menos eficientes, en beneficio de aquellas construcciones mejor construidas, o rehabilitadas en este sentido. Las viviendas que tienen deficientes aislamientos y equipos climatizadores antiguos (habitualmente las más modestas) se depreciarán en el mercado inmobiliario en favor de las mejor equipadas.

Los técnicos estiman que del millón y medio de viviendas que podrán verse afectadas por esta normativa, el 85% se situará entre la letra E y la G, las menos eficientes. Por lo tanto, la manera de sobresalir en un mercado de viviendas antiguas y obsoletas debería ser acometer obras de rehabilitación y reforma, (aunque no estemos obligados a ello según la nueva normativa). Los elementos habituales que se podrían reformar para mejorar la calificación serían la caldera, las ventanas, la iluminación o el aislamiento. En caso de optar por mejorar la certificación energética de la vivienda, estas mejoras pueden representar una inversión en torno a 5.000 euros para una vivienda tipo de 90 metros cuadrados.

Pedro Calderón Villalaín, Arquitecto Técnico

Carlos J. Pampliega, Arquitecto

Para cualquier duda sobre el Certificado Energético, podéis dejar un comentario, o poneros en CONTACTO en info@pmideas.es

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